Mario Giacomelli
Para Revista Magisterio
La producción italiana "Siempre nos quedará mañana" fue un fenómeno sorpresivo de taquilla en su país de origen. Más de cinco millones de personas la vieron, en sus primeras semanas de exhibición; y ese gran éxito se repitió en todos los paíeses donde la película ha sido distribuida, incluyendo Costa Rica.
En efecto, se trata de una propuesta muy atractiva, capaz de conquistar el corazón del público gracias a una forma irresistible de utilizar un tono de comedia, para abordar temas muy serios como la violencia doméstica y la injusticia social. Es un brillante relato de emancipación femenina, dotado de rasgos universales, que lanza una mirada crítica hacia el pasado, para imponer una reflexión necesaria sobre la condición de la mujer en el presente.
Esclava en su propia casa
Roma, 1946: en medio de la grave crisis económica que azota a la ciudadanía durante la posguerra, Delia lleva una existencia desdichada. Madre de tres hijos e infelizmente casada con un obrero abusivo, quien la maltrata constantemente, Delia vive como una esclava en su propia casa.
Además de las tareas de cocina, aseo y limpieza, ella cuida de los niños, atiende a su ingrato suegro y mantiene tres trabajos al mismo tiempo. Su única alegría llega cuando su hija mayor le anuncia que su novio, perteneciente a una familia de mayores recursos, le pidió matrimonio. Ello podría significar un mejor futuro para la muchacha, quien podría así evitar el triste destino de su madre.
Sin embargo, Delia comienza a notar ciertas similitudes inquietantes, entre el comportamiento del prometido y el de su propio marido, lo cual la impulsa a tomar una drástica decisión.
Doble perspectiva
"Siempre nos quedará mañana" (libre traducción del título original "Todavía queda mañana") es la ópera prima de la popular actriz italiana Paola Cortellesi. A sus 50 años de edad, tras una prestigiosa carrera en cine, teatro y televisión, Cortellesi debuta aquí como directora, coguionista e intérprete principal, sacando máximo provecho de su amplia experiencia artística.
Desde la primera escena, la obra atrapa la atención empleando una curiosa doble perspectiva. Por un lado, brinda una minuciosa recreación ambiental, con escenografías rigurosas y una fotografía en blanco y negro que rinde homenaje a clásicos neorrealistas como "Ladrón de bicicletas" (1948).
Por otra parte, hay un uso arriesgado del anacronismo musical: en la banda sonora, se escuchan ritmos contemporáneos, "hip-hop" y canciones recientes. Ello propicia una lectura moderna de los eventos descritos en pantalla, evidenciando los aspectos discriminatorios del sistema patriarcal.
Canto de esperanza
Entre los momentos más logrados, está la inolvidable escena donde Delia es brutalmente golpeada por su esposo, al compás de una melodía romántica: es una representación magistral del abuso, donde el tratamiento irónico y elegante no merma la gravedad de la situación, sino al contrario, la enfatiza.
El final encierra un giro inesperado que resulta bastante discutible, pues a lo largo de todo el metraje oculta ante los ojos del espectador un tema sumamente relevante, que bien pudo ser expuesto con claridad desde el principio. En cambio, se prefirió diseminar la narración de "falsas pistas" que a posteriori, una vez finalizada la proyección, simplemente no tienen sentido.
En todo caso, a la gente le gusta ser sorprendida; y el triunfo comercial del filme es la mejor prueba de ello. Sin importar algunas dudosas elecciones de escritura, "Siempre nos quedará mañana" es una realización amena y gratificante, que entona un poderoso canto de esperanza por la igualdad de géneros.
Siempre nos quedará mañana
(C’é ancora domani)
Dirección: Paola Cortellesi.
Guión: Furio Andreotti, Giulia Calenda y Paola Cortellesi.
Reparto: Paola Cortellesi, Valerio Mastrandrea, Vinicio Marchioni, Romana Maggiora Vergano.
Duración: 118 minutos.
Origen: Italia 2023.
Género: Drama.
Calificación: Todo público.