lunes, septiembre 9

Maestra pensionada es ejemplo de lucha y perseverancia

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  • Pese a pensionarse por invalidez siguió con su pasión

Damaris Solano es una maestra pensionada que nunca dejó su pasión y por el contrario es todo un ejemplo de lucha por la igualdad y los Derechos Humanos de las personas con discapacidad.

Tras dejar su labor con el Ministerio de Educación Pública, ha sido asesora externa de OIT, UFNPA, ONU, Universidades Privadas, y ha dado clases en la UCR y la Universidad para la paz.

Además de dar educación inclusiva en el INA y ha participado en diversos foros a nivel nacional e internacional sobre temas de inclusión.

Este es un extracto de la conversación que Revista Magisterio sostuvo son la docente y consultora.

– ¿Qué la llevó a usted a inclinarse por la docencia?

Yo siempre fui docente y no lo supe, de chiquita quería ser médico porque pasaba mucho en los hospitales, es más quería ser pediatra, tenía todos los muñecos llenos de huecos y les hacía sueros de café, claro era el ambiente en que vivía. También decía que quería ser profesora de inglés, pero siempre me ocurría algo yo era muy madura para mi edad y cuando me enviaban a hacer trabajos en grupo en las casas, muchas veces terminaba hablando con las mamás de mis compañeritos y hasta aconsejándolas, igual con mis amigos. Yo estuve en un colegio de mongas y en un momento dado yo no sabía que existía la carrera de orientación y cuando llega una orientadora del Ministerio y vi la metodología y todo me llamó la atención y ella fue la que me hizo ser lo que soy. Incluso cuando hice el examen de admisión solo lo hice por esta.

– ¿Entonces cumplió su sueño de ser profesora, solo que no de inglés?

Lo interesante es que nunca he trabajado en un colegio en la manera tradicional, sino que cuando estaba haciendo práctica me negué a dar clases y siempre propuse hacer otras cosas, clubes, porque dar una lección me parece inadecuada. Siempre hice cosas distintas, desde estudiante lo hice. Cuando finalmente entré al Ministerio lo hice como maestra y me encantó ser docente, lo que pasa es que yo creo que siempre fui más orientadora porque si yo tenía que parar la clase de los volcanes para ver porqué estábamos tristes, lo hacía y después veía cómo enviaba lo de los volcanes.

– ¿En qué más ha trabajado?

Después trabaje en los equipos interdisciplinarios de Promecom como orientadora y eso me encantó porque estábamos haciendo orientación en primaria, en etapas muy tempranas, más preventivas y además en comunicades en riesgo, yo realmente amé ese trabajo y actualmente como consultora, yo trabajo mucho con familias con discapacidad y mucho de lo que hago es eso, acompañamiento, orientación en estos procesos de inclusión que son tan complicados.

– ¿Qué fue lo que la hizo pensar en hacer las cosas diferente?

La orientadora monja que tuve me modeló todo lo que no se debía hacer y además la que llega con una metodología diferente, que se salió de los cuatro puntos y yo siempre he sido muy creativa y rebelde, todo lo cuestiono y me pregunto si realmente será la mejor manera de hacerlo.

– ¿Cómo logra todo esto con una discapacidad?

Yo tengo una discapacidad desde que tenía un año, entonces usaba muletas y aparatos para movilizarme, pero eso nunca fue para mi un impedimento, hice natación, tuve mis hijos, me subía en buses e incluso trabajando en comunidades donde había que entrar a lugares complicados. Sin embargo, luego tengo una condición que es progresiva que se llama síndrome post polio, empiezo a perder fuerza y empiezo a usar silla de ruedas, esto fue en el 96, y ya no me animaba a hacer ciertas cosas.

– ¿El tener que usar la silla fue lo que significó un problema?

Como era un trabajo en equipo, empezó a ser un problema para algunas de ellas, nos dividíamos las visitas y yo no podía hacer visitas domiciliarias, entonces alguna se quejaba, y decía que se recargaba. Ya tenía algunos problemas con jefaturas porque no hacia cosas que me tocaban, pero no podía hacerlos. Y estamos hablando de un momento en que la discapacidad era mi problema no de la sociedad.

– ¿Es en ese momento que se pensiona?

Producto del comportamiento de la post polio el médico me plantea que me pensione, en aquel momento era más fácil porque ahora intentan mantener en el sistema. Yo estaba haciendo una maestría en discapacidad en la UCR, ya había hecho mi licenciatura pero la situación en esa época no es como ahora hay un poquito más de apoyo, yo me estaba convirtiendo en una piedra para el zapato para el Ministerio de Educación Pública. Yo llegaba a las capacitaciones y pedía que fueran en el primer piso pero no pasaba y ya estaba cansada porque esta lucha de incidencia es de todos los días, me estaban ofreciendo consultorías entonces decidí pensionarme.

– ¿Pero no se fue para la casa, siguió luchando y siendo un ejemplo?

A los tres meses ya estaba en consultorías, si hay un duelo porque me tuve que ir porque no me querían ahí, si hubiera tenido las condiciones ahí estaría, sobre todo de actitud de muchas personas, del sistema en sí. Pero siempre he estado en el activismo, en organizaciones comunales y eso no cambió, seguí con la lucha y me di cuenta que podía hacer más incidencia en otros espacios.

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