Mario Giacomelli
Basada en un relato corto de la escritora Claire Keegan, “La niña tranquila” es una hermosa y delicada película de corte introspectivo, que conquista el corazón del espectador poco a poco, un fotograma a la vez, culminando con un desenlace de insólita fuerza emotiva. Esta grata sorpresa cinematográfica, fue escrita y dirigida por Colm Bairéad, quien incursiona en la realización de largometrajes después de adquirir experiencia rodando documentales. Bairéad demuestra tener un don muy especial para la observación; y aprovecha con agudeza los pocos elementos dramáticos a su disposición.
Es ésta la primera producción irlandesa nominada al premio Oscar en la categoría de mejor película internacional. Es hablada en gaélico, idioma original de las tierras de Irlanda, que se ha ido perdiendo con el pasar de los siglos. Además de cumplir una loable función de preservación del lenguaje, como parte fundamental de la identidad de un pueblo, “La niña tranquila” alcanza otro objetivo de gran trascendencia. Abarca una problemática social grave y difundida – el descuido de la niñez y sus consecuencias- desde una perspectiva intimista, concretando una tocante lección de amor incondicional.
Ignorada por todos
La debutante Catherine Clinch ofrece un espléndido retrato de Cáit, una chica de 12 años, quien vive con sus padres y tres hermanas, en un entorno de privaciones e inestabilidad económica. Solitaria y sin amigos, Cáit no se relaciona con sus compañeros de escuela y tiene mucha dificultad para el aprendizaje. Su pobre desempeño como estudiante, es el reflejo de una escuálida situación familiar, donde ella es simplemente ignorada por todos.
Cuando su madre, estando embarazada, decide enviarla por un tiempo con unos padres sustitutos, Cáit descubre por primera vez lo que significa recibir atención y ternura. Eibhlín, una tía lejana a la que nunca conoció, la acoge en su hogar con una sonrisa y con los brazos abiertos; cuida de ella y la chinea. Séan, el esposo de Eibhlín, al principio se comporta fríamente con la recién llegada, pero pronto la incorpora a sus quehaceres como granjero.
Un trágico secreto se oculta en el pasado de la pareja, lo cual no impide el surgimiento de un profundo lazo afectivo.
Mirada perceptiva
La calidad estética es impecable, combinando una esmerada composición de los encuadres, un uso experto del sonido y una sensibilidad poco común. Pese a la escasez de diálogos, que son contados y esenciales, la narración logra transmitir mucho -sensaciones, estados de ánimo, sentimientos y emociones- gracias a un manejo elegante y poético del lenguaje audiovisual.
Asumiendo la mirada inocente y perceptiva de la pequeña protagonista, la cámara capta sutilmente detalles que revelan la psicología de los personajes. Con una aparente simplicidad, que en realidad es fruto de una atenta construcción dramática, el argumento evidencia las heridas emocionales infligidas por la falta de cariño, sobre todo en la etapa de crecimiento. Por otro lado, se muestran los enormes beneficios que la presencia de ese cariño trae consigo, fortaleciendo el carácter, reconfortando el espíritu, generando seguridad y autoconfianza.
Más allá de sus connotaciones particulares de idioma y ambientación, “La niña tranquila” podría ubicarse en cualquier época y lugar, pues el alcance de su reflexión es universal. Obra cálida y entrañable, proporciona una experiencia enriquecedora, aporta enseñanzas valiosas y deja un recuerdo indeleble.
La niña tranquila (An cailín ciúin)
Dirección: Colm Bairéad.
Guión: Colm Bairéad, basado en el relato “Foster” de Claire Keegan.
Reparto: Catherine Clinch, Carrie Crowley, Andrew Bennett, Michael Patric.
Duración: 95 minutos.
Origen: Irlanda 2022.
Género: Drama.
Calificación: Todo público.